El contacto con los muertos es algo que ha levantado la curiosidad de la gente durante toda la historia. Se sabe que ya lo intentaban las tribus antiguas y, hasta el día de hoy, se sigue practicando.
Mientras que para muchas personas se trata de todo un reto, para otras significa un último contacto con un ser querido, con el fin de saber cómo está o cuál es su voluntad. Seguramente has tenido ese deseo ante la muerte de un ser querido. Por desgracia, no siempre es tan sencillo porque, ante todo, la comunicación con un ser del más allá puede ser una decisión divina.
¿Por qué realizar contacto con los muertos?
Para mucha gente, esto implica algo terrorífico. Pero cuando se ha ido alguien que querías mucho, puede no importarte que, aun en forma espiritual, tenga una última comunicación contigo.
De esta forma, la añoranza suele ser el motivo más aparente para contactar con un difunto, sobre todo cuando su muerte ha sido producto de un hecho inesperado y fortuito. La despedida suele ser necesaria para superar una pérdida humana.
Otros tipos de contactos se llevan a cabo por el capricho humano. La curiosidad suele llevar a muchos investigadores a buscar de todas las formas posibles una señal del más allá, sin importar a la persona con quien se contacte.
En muchos casos, estos tipos de comunicación forzada por los seres humanos, la religión los tacha de pecado grave, por ir contra la voluntad de Dios. Por otra parte, y como ya te mostraremos a continuación, también se busca salvar tu integridad física y espiritual, evitando que hagas prácticas peligrosas.
De qué forma no debes establecer contacto con los muertos
El espiritismo se hizo muy popular en la segunda mitad del siglo XIX. La necesidad de darle un sentido a la existencia humana y comprobar, con los nuevos medios de grabación y fotografía, que existía un mundo paralelo al nuestro hizo que proliferasen estas prácticas en sectores exclusivos de la sociedad.
Con el tiempo surgieron otros métodos, como la famosa ouija. Mediante un tablero y en un lugar apropiado, se llevaba a cabo la invocación de un espíritu. Aunque, en la mayoría de los casos, los resultados de esta práctica no siempre eran buenos.
No tardaron en popularizarse efectos aterradores tras dichos contactos espirituales. Por eso, a día de hoy se desaconsejan completamente, ya que en torno a ellos suelen moverse espíritus relacionados con el mal. Tras esto, y por lo que nos cuentan los libros sagrados, llegamos a la conclusión de que solo Dios permite el contacto con nuestros familiares; en caso contrario, no nos extrañemos de sufrir por nuestra exposición al peligro.
Los contactos permitidos
De alguna forma, podemos declarar a los contactos como permitidos por esa mediación de Dios, asegurándonos la seguridad de nuestra alma ante los mismos. Así, existen multitud de experiencias que tienen que ver con los sueños.
El sueño es el medio más elegido por nuestros espíritus para tener contacto con nosotros. Ahí nos aseguramos de que no nos causará temor la presencia de nuestro ser querido, si lo comparamos con una aparición en el mundo físico.
Mediante los sueños tenemos la oportunidad de entablar una conversación u observar si está preocupado por algo o necesita decirnos un mensaje importante. De esta forma, al despertar, podemos sentir eso que nos quieren transmitir, aunque hay que decir que todavía mucha gente se muestra escéptica ante los sueños de este tipo.
Por otro lado, están aquellos contactos realizados por los médiums. Ten en cuenta que el espiritismo, cuando se inició, colocó al médium con el elemento más importante en dichas comunicaciones. Pero no siempre eran los indicados y, por eso, muchas experiencias fueron negativas.
Si quieres que un médium interceda en un contacto con los muertos, debes elegir a una persona que verdaderamente lleve consigo este don, que no todos pueden poseer. Cuando el médium es real, verás que no va a recurrir a artefactos sospechosos, como la mencionada tabla ouija u otros elementos.
El “mediador” tiene el don de ver o visualizar a los espíritus, pero no de una manera forzada. El médium no solicita a quién ver, sino que son las almas las que se acercan a él, especialmente si tienen la intención de transmitir un mensaje importante a un ser querido en el mundo físico.
Así, si crees que un espíritu de un familiar quiere decirte algo, tienes la opción de pedir la ayuda de un médium que te confirme tu sospecha. Caso contrario, no te entristezcas. Siempre puedes contar con el mensaje de otro ser querido que te aliente a seguir tu vida y que seas feliz.
El contacto con los muertos es algo muy delicado que no se puede realizar a la ligera. Recurrir a un médium podría ser la solución, pero desconfía si ves que utiliza elementos como la ouija o velas negras. Un mediador real requiere de muy poco.
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