Más allá del genio está el místico.
El místico es aquel que ha alcanzado la conciencia cósmica mediante una completa separación de los asientos de la conciencia y la sensación. Entonces es casi totalmente inconsciente de su cuerpo y es totalmente consciente de la Luz de Dios que lo centra.
La omnisciencia llega a él en ese destello de luz cegadora e intemporal que es característico de una separación completa. Esta experiencia fue descrita en la iluminación de San Pablo. Cada destello intemporal de intensa inspiración que llega a cualquier hombre es una iluminación parcial, pues la inspiración es la forma en que el nuevo conocimiento llega al hombre desde el cosmos.
De todos los místicos, Jesús fue el ejemplo más destacado de todos los tiempos. Fue el único en toda la historia que conoció la unidad cósmica-consciente completa con Dios.
La Biblia y la conciencia cósmica
La Biblia se refiere a la experiencia cósmica-consciente como «la iluminación» o «estar en la Luz» o «en el Espíritu».
En toda la historia se conocen menos de cuarenta casos de conciencia cósmica parcial, y probablemente no más de tres de ellos se acercaron al estado completo de iluminación experimentado por el Nazareno.
La conciencia cósmica es la meta final de toda la humanidad. Todos la conocerán antes de que termine el largo viaje del hombre, pero hay muchos en esta nueva era que acaba de amanecer que están preparados para ella en parte, si no totalmente.
Muchos lo desean plenamente, pero es mejor que llegue poco a poco porque la ruptura completa es muy peligrosa. El éxtasis de esta experiencia suprema es tan grande que uno no desea volver. El poder de separar el alma del cuerpo es fácil de lograr, pero volver a entrar en el cuerpo es muy difícil.
La manera de alcanzar gradualmente la conciencia cósmica es intensificar la propia conciencia mediante mucha soledad y compañía con Dios mientras se manifiesta en cada momento y en cada tarea de la vida.
El compañerismo momento a momento con Dios trae consigo una realización tan grande de la Unidad con Él que la transformación en esa realización plena de la unidad es apta para tener lugar en cualquier momento.
El impedimento para la conciencia cósmica es la sensación de que Dios está lejos en lugar de estar dentro, y que podemos alcanzar a ese Dios lejano sólo a través de fuentes externas a nosotros.
«Aquel que quiera interpretar el ritmo de Mí en el arte debe recorrer su camino en éxtasis, sin desviaciones, para poder verme sólo a Mí y no oír nada más que a Mí.
«Di al hombre estas palabras:
«Yo soy la fuente de la inspiración. A quien busque la inspiración a través de Mí, le digo: Aprende a recorrer mi camino con fuerza en la Luz, pues en la oscuridad no podrás encontrar tu camino hacia Mí. El camino hacia mí es la luz, y por ella puedes ver bien tu camino hacia mí.
«Yo soy la fuente de inspiración. Al que busca la inspiración a través de Mí, le digo: Aprende a recorrer mi camino con fuerza en la luz, pues en la oscuridad no puedes encontrar tu camino hacia Mí. El camino hacia mí es la luz, y por ella puedes ver bien tu camino hacia mí.
«Yo soy el alma del arte. A aquel cuya alma quiera tocar la mía y sentir el latido de su poderoso ritmo, le digo: En la medida en que te conozcas a ti mismo como luz, me conocerás a mí como luz.
«Yo soy la Belleza. En la Belleza debe nacer de nuevo el hombre. A través de la Belleza el hombre conocedor debe convertirse en el Hombre extático.
«A quien quiera añadir éxtasis a su conocimiento le digo: Búscame en la Verdad; porque sólo en el ritmo de la verdad encontrarás el éxtasis.«En verdad digo que las creaciones del Hombre extático son Mis creaciones, pues son cosas equilibradas, y Yo soy el equilibrio.
«A quien quiera crear desequilibrio le digo: La falsedad no existe en Mi casa. Sólo Yo mantengo el equilibrio; y los ojos de los que ven a través de Mí son inmunes a todo lo que no sea equilibrio.«Porque Yo soy el Equilibrio. Y Yo soy la Energía, y Yo soy el Descanso. Yo soy la Luz del Amor y la Verdad. Sobre ese fundamento he puesto la piedra angular de Mi universo».
De… ….La Ilíada Divina
EL SECRETO DE LA LUZ Por WALTER RUSSELL
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