Es probable que hayas oído hablar a menudo del karma, pero no tanto de las relaciones karmicas. Y esta es una de las razones que explican por qué hay tanto desconocimiento acerca de las segundas. Es habitual escuchar a mucha gente hablar de las repercusiones del karma en la vida. Pero ten en cuenta que la mayoría de los que usan el concepto de nivel popular lo hacen para referirse a consecuencias que va a experimentar una sola persona y en una única existencia.
No pueden estar más equivocados en ambos motivos. Por una parte, olvidan que el karma tiene un contenido que siempre va a ser relacional. Por otro lado, ignoran que las relaciones kármicas no se ciñen a una sola existencia, sino que se desarrollan a lo largo de varias. Así que, si quieres controlar estas cuestiones y aprender de ellas, te conviene comprenderlas. Por eso, vale la pena que prestes atención a cómo una asunción en positivo de su sentido te va a ayudar a llevar una vida mejor. ¿Estabas al tanto de ellas?
¿Qué son las relaciones kármicas?
¿Conoces de verdad que siente tu alma?
En primer lugar, te interesa recordar que el karma es un concepto propio de la espiritualidad oriental. Se trata de la constatación de una trascendencia de las almas que va más allá del aquí y del ahora. El karma tiene que ver, por tanto, con la idea de reencarnación. Se basa en que tu alma, asociada actualmente al cuerpo que le sirve de soporte material, cuenta con una trayectoria más amplia que este último.
Por consiguiente, ha sido depositaria de unas experiencias previas que no se van a ningún limbo en cada una de las reencarnaciones corporales que se sucedan. Lo que tampoco significa, por otra parte, que el precipitado álmico sustanciado en el último cuerpo reencarnado se acuerde de ellas de una manera inequívoca.
En estas dificultades reside la complejidad del alma, puesto que no es tan sencillo reconocer en la propia alma las experiencias previas que nos han hecho ser como somos. Llegar a esta plenitud requiere, en primer lugar, saber que esta influencia existe. Y, una vez tienes claro que tu alma es el resultado de la sucesión de otras reencarnaciones, es el momento de aprender acerca de cómo puedes perfeccionarla. Es una decisión que tiene que ver con interpretar tu existencia actual a la luz de las anteriores que experimentó tu alma.
Está claro que no es fácil, si nunca te lo habías planteado, asumir este bagaje. Pero no cabe duda de que, si dispones de una ayuda externa, te va a resultar más sencillo articular en positivo este descubrimiento. Las videntes naturales, que cuentan con el don de la adivinación desde pequeñas, te pueden echar una mano para que entiendas mejor cómo funciona tu alma. Ellas se caracterizan por la capacidad providencial de ver a través de las almas.
Y acuérdate de que les encanta ayudar. Por un módico precio te van a atender por teléfono, sin que la calidad de este servicio se vaya a resentir respecto al que te pudieran haber ofrecido en una sesión presencial. ¡Anímate a llamar ya!
Controla tus relaciones kármicas
Una vez que ya has asimilado que el karma tiene un contenido intergeneracional, es el momento de que valores la asociación con otras personas. En este aspecto, te conviene estudiar al máximo tus relaciones kármicas.
Estas relaciones, por su parte, tienen fama de conflictivas. La gente tiende a identificar unos daños prácticamente tóxicos en ellas. Pero se trata de que des la vuelta a estos inconvenientes. En ocasiones, puedes experimentar rencillas y aristas en determinadas relaciones cercanas. Se trata de almas que han tenido diferencias en otras vidas. Por consiguiente, hay asuntos que requieren cerrar y lo están haciendo en el presente.
No debes tomar esta circunstancia como una desgracia irresoluble o una molestia que te perturba de vez en cuando. La mejor interpretación de estos contenciosos del karma es la del aprendizaje vital a través de tu alma. Al fin y al cabo, se trata de contactos mucho más enriquecedores que los propios de las relaciones dhármicas, que se establecen entre las almas gemelas.
Te va a enseñar mucho más sobre tu alma una relación kármica. Es posible que, al principio de una de ellas experimentes sentimientos encontrados. Sentimientos de contrariedad tales como estar inseguro, inestable y desconfiado. Sin embargo, la fuerza de atracción de las almas es superior al rechazo que se da en algunos momentos de este toma y daca.
Todos los vaivenes que vas a vivir en el presente de estas relaciones forman parte de un aprendizaje que ha de pasar por una evolución un tanto tortuosa hasta que llegues a la armonía y el equilibrio. En definitiva, recurre a la ayuda de las videntes para analizar tus relaciones kármicas. ¡Las vas a ver más claras!
Las relaciones kármicas tienden a ser confundidas por el deseo de encontrar al alma gemela. Es normal que tengas esta equivocación ya que, en ambos casos, se trata de una vida anterior, en los planos material y espiritual, que debe ayudarte a seguir avanzando. Para que no tengas problemas, te ayudamos a que distingas bien entre el karma y lo acordado espiritualmente con esa alma gemela que tanto esperas.
El sentido de las relaciones kármicas
El karma es ese efecto que nos devuelve el universo ante nuestra forma de ser y de actuar. Tu karma será positivo si tienes buen corazón y actúas en consecuencia. Pero, muchas veces, este no termina de respondernos hasta la siguiente vida. Es así como surgen las relaciones kármicas. Son un efecto de lo que dejamos por hacer o hicimos mal en vidas pasadas.
Normalmente, puedes confundir al alma gemela con una relación basada en el karma. En ambos casos, el universo se conjuga para unirte a esa persona especial, pero puede suceder que dicha unión venga precedida por un asunto pendiente que dejaste en una vida pasada.
De lo anterior te das cuenta cuando sientes que la relación es un proceso. Puede resultar complicada o mostrarte una lección de vida a través del sufrimiento o la aceptación de tus errores. Cuando esto es así, debes ser fuerte e intentar comprender dicho aprendizaje.
Mientras que muchas personas acaban su vida en una relación tempestuosa, si no han logrado ascender mediante esta experiencia, tienden a encontrarse a esa persona en la siguiente vida, con el fin de dar un paso más hacia ese infinito que debe alcanzar el alma, marcando la maduración de la misma.
¿Cómo aprender de una relación kámica?
Del karma se dice que es la respuesta ante lo que has atraído. Por eso, muchos creen que si en la presenta vida se tiene una relación negativa, puede ser debido a que en otra vida pasada pudimos ser nosotros los que actuamos mal. El sufrimiento quizás sea una forma de cerrar ese ciclo, aunque lo mejor es llevar a buen término dicha relación, con el fin de que ambos espíritus logren la paz y sigan avanzando en todos los aspectos.
Por eso, no debes temer si sientes que tu relación con esa persona no está siendo satisfactoria. Lo mejor es intentar finalizar amigablemente y guardarte esa lección que te permitió esta vida. Cuando esto sucede es porque así lo acordaste antes de nacer.
En el momento en que nuestra alma se prepara para emprender un nuevo viaje a la Tierra, tiene consciencia de lo que va a ser su vida. Después, desgraciadamente, nuestra mente humana olvida lo que fuimos, aunque, de vez en cuando, nos premia con alguna pista, eso que sueles llamar intuición y que te sirve de ayuda para tomar decisiones importantes.
Posiblemente no sepamos, en el instante en que elegimos, todo lo que va a acontecer al final de nuestra vida. Esa parte, tal vez, se la reserve Dios, para que no tengamos la zozobra o se nos quede grabada la manera con la que dejaremos este mundo. La intranquilidad en el humano ante la verdad puede no ser asimilada. Solo el alma conoce los secretos del universo y los reconoce cuando estos son desvelados.
Las relaciones kármicas son un proceso más para que el espíritu alcance la gloria. Como dichas relaciones no son siempre agradables, siempre puedes solicitar, mediante ayuda telefónica, un poco de información de las cartas del tarot, siempre otorgada por los profesionales videntes. Tendrás toda la seguridad, sin afectar tu economía, además de una atención estrictamente confidencial.
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